La importancia de entrenar con ritmo
Seguramente te ha pasado: empieza tu playlist favorita, suena ese beat poderoso y, de pronto, te sientes imparable. La música tiene ese efecto. Nos motiva, nos empuja y nos ayuda a mantener el ritmo cuando estamos entrenando. Pero no cualquier canción sirve para cualquier momento del entrenamiento. Elegir la música adecuada puede marcar la diferencia entre una sesión regular y una que te haga sentir imparable.
No se trata sólo de poner cualquier playlist de “gym”. La clave está en escuchar a tu cuerpo, tu estado de ánimo y tu nivel de energía. Cada parte de tu entrenamiento tiene necesidades distintas, y hay una música ideal para cada una.
Música y cerebro en modo fitness
Cuando escuchamos música con un ritmo acelerado o con una base rítmica fuerte, nuestro cerebro libera dopamina, una sustancia relacionada con la motivación y el placer. Esa descarga química es lo que nos hace sentirnos con más energía y nos ayuda a sostener el esfuerzo durante el ejercicio.
También se ha comprobado que la música puede reducir la percepción de fatiga. Es decir, cuando escuchas una canción que te gusta mientras haces cardio, es probable que te sientas menos cansado o cansada, incluso si estás rindiendo igual o mejor.
Elige según tu tipo de entrenamiento
No todos los entrenamientos son iguales, y por eso tu selección musical tampoco debería serlo. Aquí algunas sugerencias según el tipo de sesión:
Cardio de alto impacto
Busca canciones con un BPM (beats por minuto) entre 130 y 160. Ritmos rápidos, pegajosos y con buena base de percusión son ideales. Piensa en pop electrónico, reguetón energético, techno o remixes de hits conocidos.
Entrenamiento de fuerza
Aquí funcionan bien canciones con un beat marcado, no necesariamente rápido. Hip hop, rock alternativo o trap son excelentes opciones. Lo importante es que te hagan sentir poder, como si pudieras levantar más peso del habitual.
Yoga o estiramientos
Para momentos de más calma, la música debe invitar a la concentración y a la respiración consciente. Elige ambient, chill-out, lo-fi o incluso canciones instrumentales suaves.
Caminatas o trote suave
En este caso puedes permitirte variedad. Canciones con ritmo medio (90 a 120 BPM), letras motivacionales y sonidos que te hagan fluir. Ideal para empezar el día o liberar tensión.
Escucha a tu cuerpo y a tu playlist
Hay días en los que necesitas una dosis extra de energía y otros en los que tu cuerpo pide algo más suave. Prestar atención a tu nivel de energía antes de entrenar es clave para elegir la playlist adecuada. Si estás con poca motivación, elige canciones que te animen desde el primer beat. Si estás con la mente muy acelerada, tal vez necesitas empezar con algo más suave para entrar en ritmo.
Crear varias playlists adaptadas a tus distintos estados de ánimo puede ser un gran aliado para tu rutina fitness. No solo mejora tu rendimiento, también transforma la experiencia de entrenar en algo que esperas con ganas.
Tus gustos también importan
Aunque hay géneros musicales que suelen funcionar para ciertos tipos de ejercicio, lo más importante es que conectes con lo que escuchas. Si no te gusta el techno, no lo incluyas solo porque “se supone” que es energético. Hay cumbia, salsa, k-pop o hasta corridos tumbados que pueden funcionarte perfecto si te motivan.
La mejor música para entrenar es la que te mueve por dentro. La que hace que el tiempo pase volando mientras haces reps, corres o estiras. Hazle caso a tu instinto musical.
Conclusión con beat propio
La música puede transformar por completo tu entrenamiento. Elegir bien lo que escuchas no es un detalle menor: es una herramienta poderosa para motivarte, sostener el esfuerzo y disfrutar del proceso.
Así que tómate unos minutos antes de tu próxima sesión para crear la playlist perfecta según cómo te sientes y lo que necesitas. Porque entrenar con ritmo no solo es más divertido, también es más efectivo.
Dale play a tu cuerpo y que empiece la sesión.